Apurando mis última horas/días antes de ser papá sigo rebuscando en las tripas de mi ordenador y está resultando ser un ejercicio de nostalgia intenso.
Comencé con esta historia con el ánimo de ocupar mi (escaso) tiempo libre sin pensar en lo que me queda para recibir respuesta y además para ver qué tenía pendiente o sin acabar y de este modo establecer un virtual punto de inflexión en mi vida y ver qué he dejado sin hacer o qué caminos he tomado.
Y están revisitándome numerosos fantasmas.
Cuando empecé a escribir siempre deseé dedicarme al género del terror, y por ahí fueron casi todos mis primeros relatos que ahora he leído de nuevo (y me he sonrojado con algunos de ellos, todo hay que decirlo) y he recordado el afán que tuve durante un par de años por recopilarlos en un único tomo, muy lovecraftiano.
También he recuperado una antigua novela de fantasía ambientada en un mundo parecido al nuestro pero que no lo es (los que hayáis leído La Torre Oscura entenderéis un poco a lo que me refiero) y que no descarto retomar en un futuro, al fin y al cabo ya tengo los dos primeros capítulos escritos, que son los más difíciles, je, je.
Y por supuesto he leído esos cuentos de amores desoladores y con finales trágicos que durante una época también me dio por pertrechar.
No obstante no me arrepiento de nada de todo aquello, ha sido un largo camino que, paso a paso y etapa a etapa me ha llevado hasta la actualidad; y si bien muchas de aquellas primeras intentonas habría que reescribirlas casi por completo, también es cierto que ahora no estaría esperando una respuesta de no haber madurado lo suficiente gracias a la experiencia.
Un largo camino, como decía, pero ahora miro a ese muchachillo de veintipocos años y sonrío al recordar lo inocente que era por aquel entonces, y lo poco que sabía de muchas cosas.
¡Buf, y todo esto me ha hecho sentirme muy mayor, y apenas tengo treinta y un años! Creo que es hora de ir dejándolo por hoy.
3 comentarios:
Yo tambien conservo muchos de mis primeros escritos, y cuando los revisé hace algun tiempo me sorprendió comprobar que no estaban tan mal.
Todo es aprendizaje.
¡Buf, y todo esto me ha hecho sentirme muy mayor, y apenas tengo treinta y un años! Creo que es hora de ir dejándolo por hoy.
Ja,ja,ja, ¡pero si eres un chaval!
Pues vas muy adelantado y te auguro un brillante futuro como escritor. Un abrazo. Saludos a la señora.
Mucha suerte, os deseo todo lo mejor. Lo de la paternidad es como un tobogán donde todo transcurre muy rápido, tanto que los momentos malos o de nervios quedan pronto atrás,y los hermosos quedan perennes como el negativo de una fotografía en nuestra mente.
Un abrazo,
SErgio.
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