jueves, 2 de febrero de 2012

Revolución digital

Ayer, en medio de una agotadora sesión de (enésima) corrección de Neogen, hice una pausa para tomar un café e informar a mi mujer y mi hijo de que seguía vivo. Y el caso es que reflexioné sobre unas palabras que se dijeron en la última kedada de escritores de barcelona a la que asistí, el sábado pasado (y a la que, por cierto, si tú, la persona que lee estas líneas, estás en o cerca de esta ciudad, ya estas tardando en venir).
Ese día alguien comentó que el escritor se había convertido, debido a la revolución digital, en editor.
Y allí me encontraba yo, en mi cocina y mi café, preguntándome una vez más si merecía la pena todo el esfuerzo, todo el tiempo gastado,por perseguir un sueño.
Y una vez más que contesté que por supuesto que lo merecía.
Hemos llegado a un punto en el que, en parte por el miedo que supone lo que está por venir (no olvidemos que esta ola digital que vivimos es solo el principio), y en parte por la crisis que nos asola, el sector editorial está cerrado en banda, limitándose a publicar lo que sabe que vende, lo que tiene nombre y, en ocasiones, corriendo riesgos.
Frente a eso nos encontramos un gran número de escritores que nos encontramos sin salida. Así que buscamos otros caminos.
Conozco compañeros, de una calidad indiscutible y que ya quisieran tener muchos de los que en la actualidad están colocados en las estanterías de la Fnac, que han tomado las riendas, y como la necesidad es la madre de la invención, han creado sus propios caminos.
Gente como Blanca Miosi, que no ha dudado en poner de manera gratuita alguna de sus novelas en la plataforma 24symbols, para el que quiera pueda leerlas de manera gratuita.
Gente como Armando Rodera, que con dos novelas ya en el portal de Amazon.com puso en marcha iniciativas tan originales como crear en su página web un concurso de enigmas cuyo premio era El Enigma de los Vencidos (ambientada en mi queridito Madrid).
O gente como Sergio G. Ros, que hace unos días ha ofrecido también de manera gratuita sus novelas para que quien quisiera pudiera leerla a cambio de una reseña.
Así como muchos más que me dejo en el tintero. En definitiva, gente con iniciativa, que ha decidido no dejarse amedrentar por las circunstancias y se van abriendo paso hacia un futuro, en mi opinión, prometedor.
Y esto tiene sus consecuencias, os invito a que echéis un vistazo a la derecha de estas líneas, busquéis el blog de Blanca y leáis su, a día de hoy, última entrada. ¡Enhorabuena, compañera, a ti y a los demás!
No todo es bonito, evidentemente, así que la siguiente entrada la dedicaré a los principales riesgos que veo en este mundillo que poco a poco se va afianzando, elñ pedregoso terreno del libro electrónico.
Pero por hoy es suficiente, tengo unas cuantas páginas que corregir, así que hasta pronto.