viernes, 27 de noviembre de 2009

Taller: clase 5

La semana pasada, al estar de vacaciones, no pude asistir a la cuarta clase, por lo cual poco puedo hablar de ella. Los profesores me hicieron llegar un resumen de los temas tratados y al leerlo me dio la impresión de ser una clase bastante introspectiva: se debían llevar tres fotografías y mediante ellas escribir desde el punto de vista del presente los hechos relacionados con las fotografías, y ejercicios así.
Con respecto a la quinta sesión, esta versó sobre los diferentes géneros de literatura. Como siempre, comenzamos leyendo los ejercicios de la semana anterior, dialogando brevemente sobre cada uno de ellos.
Acto seguido los profesores nos leyeron las definiciones que el “María Moliner” da a los diferentes géneros, y en base a ella establecimos una conversación en la cual cada uno de los alumnos debía reflexionar cuál de los géneros le atraía más y explicar sus razones. En ese momento me di cuenta de que formábamos un grupo muy heterogéneo. Error mío, por supuesto ya que había dado por supuesto que todos nos encontrábamos allí para dar rienda suelta a nuestras ansias narrativas, y sin embargo fueron varios los compañeros que mencionaron su preferencia por el teatro o la poesía, por ejemplo.
Después nos fue entregado un pequeño dossier con extractos de libros que mezclaban varios libros, es decir en una novela de repente todo un capítulo aparecía escrito como una obra de teatro (Paul Auster: Brooklyn follies) , o casos curiosos, como en Tres tristes tigres, de Cabrera Infante, en el que algunas páginas aparecen como si fuesen espejos, es decir, reflejando a la inversa los escrito en la página anterior.
Por último, nos pusieron los deberes de esta semana, que consistían en idear tres argumentos y decidir qué tipo de género literario utilizaríamos para escribirlo, argumentando por qué. También debíamos escribir, pero solo uno de los argumentos y en el género escogido.
La reflexión que me queda de esta quinta sesión es que (casi) todo es posible cuando escribes, y que muchas veces buscamos la originalidad solo por medio de nuestras palabras, nuestros argumentos o nuestros personajes, pero también es posible conseguir esa originalidad por medio de mezclar géneros (otra cosa es que me imagine a mi Tejedor de Historias lanzándose a proclamar unos versos, que me temo que ya me parecería demasiado irreal, je, je).

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Necesidad

Me he cogido esta semana de vacaciones, porque el sábado pasado vino mi hermano a pasar unos días a Barcelona, y entre visitas turísticas, cenas y demás, pues no ha habido tiempo para escribir.
Hace cosa de semanas no me habría supuesto gran problema no escribir durante cinco días, de hecho en ocasiones me venía bien para reciclar ideas y ordenarlas en mi cabeza. Esta vez ha sido diferente.
Estaba como loco por llegar a Madrid (me he bajado con mi hermano hasta el domingo) par coger el ordenador, dado que sigo sin internet. Y sin embargo, antes de mirar el correo, o pasarme por aquí me he tenido que sentar una horita a escribir compulsivamente, con mi madre perpleja diciéndome que cómo era posible que bajase a verlos y que lo primero que hiciese fuese sentarme a escribir.
Pero es que lo necesitaba, esa es la cuestión. Como ya vengo diciendo desde hace unas semanas estoy en una buena etapa en cuanto a rendimiento se refiere, y las ganas de escribir durante todo este tiempo se han multiplicado.
También he comentado en alguna ocasión que escribir es un acto a mi parecer egoísta ya que lo haces para liberarte, y hoy me reafirmo en esta conclusión, el alivio que he sentido al poder escribir tres paginillas de nada ha sido inmenso. Encima después, leyéndolo, no he visto grandes fallos, es decir, no he escrito lo primero que se me ha venido a la cabeza.
Y me llamaréis tonto, pero me preocupa un poco todo este asunto. Me gusta mucho escribir, evidentemente, pero a día de hoy no puedo convertirlo en una prioridad porque desgraciadamente no puedo vivir de ello y mi trabajo ya de por sí me resta bastantes horas. Hasta ahora sacaba tiempo de dormir menos, pero no me gustaría que esta necesidad que he sentido durante esta última semana se convirtiese en una tónica cada vez que no pueda tocar un teclado en varios días, porque entonces la escritura se convertiría en una obligación en vez de en una afición, lo cual no es bueno.
En fin, también puede suceder que me como bastante la cabeza, cosa que me sucede a menudo, pero os puedo asegurar que la necesidad que da el nombre a esta entrada no ha sido agradable.
¿Os sucede algo así a vosotros cuando en un tiempo no podéis escribir?

jueves, 12 de noviembre de 2009

Taller: sesiones 2 y 3

Tras una semana caótica en la que he seguido sin internet (y lo que queda...) y en la que un virus que corre por estas tierras me metió en cama de domingo a miércoles, he andado corto de tiempo para hablar de la sesión de la semana anterior, pero aprovechando que ayer fue la clase semanal, pues agrupo ambas en una entrada.
La semana pasada tomamos el tema de la descripción. Para ello teníamos preparadas varias fotografías e hicimos tres ejercicios. En el primero de ellos debíamos hacer una descripción objetiva de lo que veíamos. a continuación, en el segundo ejercicio, debíamos empezar con una descripción de una nueva foto y poco a poco variar hacia una historia a raíz de esa descripción. El tercer ejercicio fue el más interesante: tomamos cada uno de nuevo una foto y debíamos trabajar por parejas. En base a la foto debíamos comenzar una ficción, dos o tres líneas, y luego pasábamos la hoja al compañero, que con su foto debía tratar de seguir tu historia, de forma que, cada tramo de dos o tres líneas cambiaba el escritor pero se iba formando un tema común de temas fotográficos tan dispares como unas flores cortadas con unas tijeras y un chico haciendo equilibrios con un cepillo de barrer (los temas que nos tocaron a mi compañero y a mí, un auténtico reto para crear algo). Además de estos ejercicios leímos y valoramos los ejercicios de la semana anterior.
Con respecto a la tercera clase tratamos el tema de la estimulación sensorial. Llegué tarde, por lo que me perdí uno de los ejercicios, pero el segundo trataba sobre la relajación. Con los ojos cerrados y de pie debíamos hacer una visión global de nuestro cuerpo tanto física como psicológica y anímicamente, y quedarnos con una de las sensaciones y escribir sobre ella, fuese real o ficción. El tercer ejercicio trató la estimulación auditiva. Mientras escuchábamos música ambiental debíamos escribir aquello que nos inspirase.
Mirando las dos clases en conjunto estoy observando el reto creativo que es escribir sobre temas que tú no escoges, o sobre los que ni siquiera te habías planteado. Requiere un esfuerzo suplementario. Mención aparte para el ejercicio de la segunda clase con pareja, el hecho de tener que conjugar tu estilo con el de otra persona para que el resultado sea coherente y entendible. Pienso que todos estos ejercicios lo que hacen es reforzar ese músculo invisible que es la imaginación, y por tanto el asistir a estas clases puede estar dando como resultado la tremenda rapidez con la que trabajaba últimamente y de la que os hablaba la semana pasada.
Por tanto me está resultando una experiencia enriquecedora.
Se ha puesto ya por cierto en marcha el blog del taller en el que iremos colgando lo que vayamos escribiendo, aquí os dejo la dirección y voy a crear un link a la derecha: http://paraules-paraules-paraules.blogspot.com. Encontraréis mucho contenido en catalán, porque es la lengua predominante en el pueblo en el que escribo y de hecho la clase la damos en ese idioma, pero también encontraréis cositas en castellano (como lo mío, que ya sabéis que es muy bueno, je, je), así que si echadle un vistacillo, a ver qué os parece.
Un saludo enorme para todos.

martes, 3 de noviembre de 2009

Carpetazo (temporal) a Neogen

Tal vez por el hecho de no tener internet en casa este tiempo me ha venido bien para observar el tema de mi tetralogía “en frío” y he llegado a la conclusión de que el tema que abarco en ella es arriesgado pues difiere de las temáticas que ahora mismo suelen publicarse (o no, pero para llegar a lo publicable hay que llegar al segundo libro, y claro, no es plan), tal y como me dijeron.

Por ello he llegado a la conclusión de ir muy lentamente con ella, seguir moviendo el primer manuscrito por agencias pero sin agobiarme y sin convertirlo en mi prioridad. Dicha prioridad, a día de hoy, es acabar el manuscrito en el que ahora estoy metido, y por otra parte sacar lo máximo posible del taller de escritura. Me da mucha pena dejar de lado la continuación de la tetralogía con la que di mis primeros pasos, porque llevo ya con ella doce años, pero es lo que hay. Lo que sí que sé seguro es que un día la acabaré, aunque solo sea para tenerla guardada en un cajón. Pero no ahora, ni en un futuro próximo.

Mientras tanto, como he dicho, me dedico a mi nueva novela y, aunque ya lo he comentado en alguna ocasión, me sigue resultando muy fácil escribirla, no percibo un futuro bloqueo y las palabras van fluyendo. Tal vez está muy clara en mi interior, o puede ser que esté alcanzando una cierta madurez técnica (lo sé, suena un poco pretencioso), pero el caso es que no me está suponiendo problemas proseguirla. En este momento llevo ya prácticamente dos terceras partes escritas.

También coincide que estoy en una etapa de gran creatividad. Hace un par de semanas os hablaba de lo que me sucedió la noche del correfoc de las fiestas de mi pueblo, y el hecho es que de continuo me están viniendo ideas de continuo. Siempre he pensado que escribir es como un músculo, cuanto más lo ejercitas más rendimiento sacas. Esta semana pasada además de escribir cerca de treinta páginas del manuscrito, he escrito tres relatos (los deberes del taller), y otro cuento. Lo cual, conociéndome, es mucha más producción de la acostumbrada.

Espero que esta temporada de creatividad dure, mal que le pese a mi novia, que va leyendo todo lo que escribo y la pobre me dice que tengo monopolizados todos sus ratos de lectura.