jueves, 28 de mayo de 2009

Un estímulo...

...Eso es lo que muchas veces necesitamos. No, no me refiero a coca-cola o café, sino a ese olor, es imagen o ese sueño que hace que nuestra imaginación vuele.
Ya he hablado en otras ocasiones tanto de lo bueno, como de lo malo que tiene dedicarse a esto de escribir. Hoy me quiero centrar en uno de los puntos, ya mencionado en dichas entradas, que es la capacidad de crear.
Hace dos escasas horas venía a trabajar, como todos los días, caminando (es una suerte vivir al lado del trabajo) y lamentando que había desaprovechado la mañana. El caso es que ayer cuando me acosté me planteé no salir de casa y poder escribir un rato y, como siempre que me propongo algo así los hados se conjuran en mi contra y cuando me he sentado frente a la pantalla no encontraba las frases, mi Musa debía haberse bajado un rato a la playa. El caso es que he apagado el ordenador y ¡hale! A limpiar un poco, que también empezaba a hacer falta.
Bueno, pues como os contaba caminaba por la calle y cuando cruzaba por un paso de cebra he visto a una mujer paseando con un perro. Una escena normal y corriente, vaya. Y en eso me he visto abordado por multitud de imágenes, frases y actos que me han solucionado parte de los escollos que tenía con la nueva novela. Lo más gracioso es que en ninguno de ellos se mencionaba a una mujer con un perro.
Es curioso cómo funciona la mente humana, toda la mañana buscando una frase a la que agarrarme y en cuestión de un par de segundos aproximadamente tres capítulos garabateados en un folio imaginario. Evidentemente me he sentado, he abierto mi bandolera y como siempre llevo una pequeña agenda y un bolígrafo me he puesto a escribir como loco. Y he llegado tarde, pero como dijo Ende en La Historia Interminable, «eso es otra historia y será contada en otra ocasión».
Tanto pintores como escultores, escritores, y gente dedicada a crear, es evidente que gozamos de imaginación, un bien bastante escaso en estas fechas, en que todo nos lo dan masticado y que tenemos a nuestra amiga la televisión que nos termina de atontar. Como decía, gozamos de imaginación, pero al menos en mi caso es muy selectiva, ella decide cuándo y mostrarme el camino. Y por suerte no siempre es cuando me cruzo con mujeres y perros, a veces incluso me pilla cerca del ordenador.

viernes, 22 de mayo de 2009

Siete letras que cambiaron mi mundo

En espera de respuesta a los primeros envíos del manuscrito, y enfrascado en las intrigas del Tejedor de Historias hago un hueco para echar un vistazo hacia atrás y ver el camino recorrido.
Las siete letras a las que me refiero forman la palabra Internet, y quiero dedicar esta entrada a la forma en que esta herramienta ha influido en ese camino al que en el párrafo anterior me refería.
Hace poco más de seis meses era uno de los muchos que se veían desalentados, que no sabían por donde seguir y que encima había caído en las redes de la coedición, sintiéndose estafado y perdido. Y entonces una tarde me senté ante el oráculo llamado Google y llegué por azar a un blog. Vuelvo a nombrarte, Teo, en mi blog, pero es que en verdad fuiste el primer referente que tuve (si no cuento el tímido intento de yoescribo.
Luego llegué a Prosófagos, donde leí bastante, aprendí más y conocí a mucha gente, paso primordial para acceder a esos pedazos de su alma y su vida que son sus blogs.
He recibido buenos consejos, he mejorado mis muy mejorables escritos, y he recibido ideas, proyectos, y en general muy buenos momentos. Gracias a los conocimientos recibidos y a la experiencia adquirida creo que ahora tengo posibilidades (reales) de por fin poder bregar con agentes, editoriales,... y algún día verme en la estantería de una librería como dios manda.
Si me paro a pensar, algunos de los que pasáis por aquí habéis llegado por Prosófagos, otros quizás por azar y me temo que solo una de las personas procede de mi vida "física".
Y eso me da que pensar en la potencia del mundo virtual en todos sus aspectos, la cantidad de información que corre a nuestro alrededor, las tremendas posibilidades que la herramienta ha traído a nuestras vidas, la inmensa cantidad de folios que ahorramos gracias al e-mail y el consecuente salvamento de árboles (ahí sí que nosotros los escritores tenemos un poquitín de culpa, je,je). Algo tan simple como poder ver a tus padres por la pantalla del ordenador cuando en realidad se encuentran a setecientos kilómetros. Y miles de detalles más.
Si hay un invento que ha revolucionado nuestra existencia, pienso que es la red de redes (bueno, en el ranking de inventos de la humanidad lucha por el primer puesto con la rueda), y eso que como quien dice aún es un bebé. ¿Os imagináis qué podremos hacer dentro de veinte años?
Y no quiero despedirme por hoy sin daros las gracias a todos vosotros por pasar por aquí y dedicar un poco de tiempo a lo que escribo. Y a aquellos a los que sigo, sea por foros, blogs,... gracias también por lo que allí he aprendido y leo cada día.
Un abrazo enorme para todos.

Jesús

jueves, 14 de mayo de 2009

Temática

Esta semana estoy contento. Entro en el blog y veo que se han superado las trescientas visitas. Son pocas, ya sé, pero a mi me ha ilusionado. Cuando hace tres meses (y un día) escribí la primera entrada, os aseguro que para nada me planteaba llegar a esta cifra, soy un poco pesimista y me daba, como mucho, unas cincuenta o setenta.

Pero bueno, no quiero enrollarme con este tema, que hoy traía otro. La verdad es que me ha surgido mirando las estanterías de libros que tengo en mi casa (que por cierto cualquier día mi novia me hace la maleta y los mete dentro, que le tengo la casa colapsaíta, je, je). El caso es que me planteaba por enésima vez el tema del encasillamiento de algunos autores y me he dado cuenta de que yo iba justo en sentido contrario.

Me explico. Es obvio que muchos autores dominan una temática y cualquier obra que publican tiene que ver con esa temática, es decir, no espero encontrarme nunca por ejemplo a Christian Jacq escribiendo algo de terror, al igual que no espero leer de Stephen King una novela romántica (bueno, acepto “La Historia de Lisey”, vale).

A lo que voy es que parece que, una vez hallada la fórmula del éxito (porque no nos engañemos, pienso que a todos nos gustaría vivir de escribir, y a ser posible vivir bien) ciertos escritores prefieren no arriesgar y escribir más de lo mismo.

Lo malo es que es justo lo contrario a lo que estoy haciendo yo. Mi novela actual es radicalmente diferente a las dos anteriores, que a su vez son diferentes de los cuentos que hasta la fecha he escrito.

Y el consuelo que me queda es que últimamente estoy conociendo gente que también escribe y que no se circunscribe a una temática en concreto, además de que, como sabemos los que a escribir nos dedicamos, las historias te llegan, tú no puedes buscarlas ni forzarlas a salir.

Entonces pienso que lo que sucede es que cuando un escritor tiene éxito, es automáticamente encadenado por editoriales, público, crítica, y se ve forzado a seguir por ese camino, aun no deseándolo completamente. Me da un poco de pena esa situación, verte privado de tu libertad de crear en aras de producir lo que se demanda (y a cambio de unos cuantos ceros en la cuenta corriente, claro está). Pero bueno, siempre queda el recurso del seudónimo.

¿Y vosotros, os veis en un futuro teniendo que escribir lo que otros quieran? Yo prefiero ni pensarlo de momento, pero no creo que me hiciese mucha gracia, a día de hoy me compensa más mi libertad.
Y tendrían que ser unos cuantos ceros los que me cambiasen de idea, je, je.

jueves, 7 de mayo de 2009

De querubines, diablos, y otras especies similares

Ocho días. Y ya empezaron los comentarios. Esta mañana mientras desayunaba veía por la tele el primer debate de los muchos que se nos vienen encima próximamente. Sí, señores, en ocho días se estrena en España la versión cinematográfica de “Angeles y Demonios” y los motores ya se calientan, con el preestreno en Italia y la negativa del Vaticano a que se realizase parte del rodaje en interiores de ciertas Iglesias.
Independientemente de que sea una buena o mala película, independientemente de que se base en un buen o mal libro, e incluso independientemente de las opiniones del sagrado estado con respecto al director de la primera y al autor del segundo, ya se está hablando de ello. Y eso se traduce, casi seguro, en visitas multitudinarias a los cines, reediciones de la novela ahora con la carita de Tom Hanks,…
Es decir, la máxima expresión del dicho “lo importante es que hablen de uno, aunque sea mal”.
Porque será un éxito, ¿alguien lo duda? Para la novela la controversia llega tarde, pero ahora va a recibir palos. De hecho me pareció raro en su día que no se la atacase como se hizo con “El Código Da Vinci”, si bien es cierto que aquí se lanzaron a la par prácticamente y los ojos estaban por aquel entonces en el otro libro. Sigo pensando no obstante que “Angeles y Demonios” es mucho más crítico con el Vaticano que su predecesor-secuela.
El caso es que a partir de ahora oiremos que si son invenciones, otros contraatacarán diciendo que la Iglesia es la mayor mentira, y la bola irá creciendo mientras los bolsillos de unos cuantos se llenan.
Yo me alegraré, porque por lo menos se hablará de un libro (aunque sea por su versión cinematográfica), y dado que el tema de la literatura no es que se trate mucho en nuestra querida caja tonta, y las letras, si no son acompañadas de fotos de la famosa de turno, no tienen cabida en la parrilla televisiva, pues pensaré en lo bien que se lo montan algunos para sacar tajada.
Por cierto, “Angeles y Demonios” me gustó, más que “El Código Da Vinci”. Y eso que sé que tiene cantidad de errores históricos, que está escrito de manera tramposa y pensado para traspasarlo al cine, y que los personajes son planos, y que…
Pero es que de vez en cuando apetece leer algo ligero para pasar el rato. Y para eso Dan Brown es muy bueno. Y para colmo a mi novia le gustó la primera película, o sea que soy carne de cine la semana próxima.